miércoles, diciembre 29, 2010

Podría empezar con la forma cursi de decirle -te amo- pero no sería suficiente, o tal vez diga, que sos un pájaro que me anida soles con su pecho de árboles amarillos pero la noche cayó en la ausencia y se me hizo tarde, ...ya fue tu vuelo y no importa nada de lo que pueda decirle.

 

Es confesable intentarlo.

Me atrevo a ser cursi por vos.

Que el título sea el poema que resuma todo.

 

Debo inventarte, imaginarme que sí

que sí me imaginas en ese recinto de la ternura

que el invierno con Mozart se te parece

que mis lluvias son torpedades nada más que sirven para la espera,

te espero y lo sabes,

nada importa más que esperarte.

 

Fue piel entre nosotros,

prisa,

bosque húmedo

y entiendes el porqué escribo tanto de ramajes amarillos o del verde limón.

 

Estuve y me fui un día porque es más fácil la resignación,

no ostentar el universo o las gemas preciosas;

y perderse con el olvido

era más fácil que decirte: amor.

¡Pero te diría amor tantas veces!

 

Ahora, duele la tierra prometida,

las lenguas antiguas que van a otros muros,

a otros perfiles extraños,

duelen las señales esquivas, ajenas,

ese silencio que no huye y se acerca más y más…

me voy con él 

sin la Rosa

con pedacitos de espinas y soles.

 

Me voy, amor,

porque tu humareda tiene razón de perderme.

jueves, diciembre 23, 2010

“atrapasueños”

atrapasueños

Nada pero nada cambiaría de mi historia.

He sido muchas veces derrota, zanja, virtud, credibilidad, un punto y coma o lo que persigue…

y en ello, asumí un cuerpo para que el paso siguiente fuera distinto o mejor.

Nada me detiene, ni las voces ajenas que cuentan una versión distinta.

Nadie me conoce más que mi propia isla

y ella flota libre de anarquías

o lenguazos del masoquismo de otros.

Conozco el mío y con ese me basta, me sé ir.

Las dudas tienen la venganza del descubrimiento.

Y hay nuevos mundos a los que siempre conquisto.

La soledad es más que estar sola como un puente de ánimo y miedos.

Sé estar conmigo misma y no me cuesta

correr los kilómetros que llevo.

¡Quién me asusta con lo que he vivido?

Si no ha sido así tan sencillo como escribir cuatro páginas al borde de un suicida.

Seguiré viva cuando yo quiera. Nunca he intentado lo contrario.

Que otro tome la cuerda y juegue en su desgracia.

Seguiré viva cuando yo quiera.

Con el placer de tener siempre mala ortografía o sueños del príncipe azul.

A nadie le importa, mi torpedad o mis alegrías.

Si he creído o descreído a los Dioses, si he amado o no… a un invicto – convicto, a un extraterrestre, 

o ese imaginario amarillo.

Lo he vivido todo con gusto y  garra, con desazón y fogosidad.

El resabio es mío. Nadie debe culparse de aburrimiento.

Es plagio imaginarme de otra forma con la que lo inventan.

Soy dentro de todo, la teleraña que sigue tejiendo su “atrapasueños” .

Feliz cobardía a todos los que se ríen de las mentiras!

 

miércoles, diciembre 15, 2010

Me seguía, fue por eso…

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Me bajo del auto porque la muerte me seguía.

Y me encuentro una maleza, con una extraña forma de abandono. Me dice que camine sobre ella. Lo hago.

La muerte y la maleza tienen la misma terquedad de cementerio. Asumo que las ramas me dirán algo. Escucho algunos nombres que han huido. Otros, quedan con desgaste de rojo, negro y azul.

¿Tendrá Dios un nombre allí para huir o es la misma muerte que no entendemos que no es muerte sino maleza?

El aire me olió a todas las cosas que no queremos abandonar. Tal vez hubo amor allí donde se entierran los cuerpos, y sí exista, el amor definitivo. ¿Será el matorral, una forma de decirme que lo intente y me arriesgue?

La muerte se arriesga todos los días con la vida. Son la misma cosa en distinto cuerpo. Y yo soy en todas las cosas.

Pero el amor es distinto, creo. Tiene que existir de alguna forma, aún en letra de rastrojo o en algún número invertido o adición divina.

En esa maraña tan seca que sigue confundiéndose con la muerte, parece que hubo poco amor o simplemente es maleza. No llamo abandono lo que parece. Desde adentro llevamos alguna hierba que lo será algún día en los campos, polvo que toque muchos matorrales como éste.

¡ Que no encierren mi cuerpo ni mi amor en un lugar como estos! Quiero ser siempre muerte mientras ella me siga o ser vida cuando ella me detenga o ser maleza cuando me atreva al amor.

Después de todo, mi viaje tendrá muchas paradas como ésta.

    

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domingo, diciembre 05, 2010

¿pasajera del cinismo?

 

Tengo que resolver este deseo de morir,

este nudo desde arriba

              donde pienso

y en la piel       donde duele.

 

Tal vez alquile una de esas palabras que llaman felicidad

y permita así, que se escriba en la mentira que necesito.

 

¡Asusta y molesta a otros, lo sé…

pero nadie entiende aún el universo

y el por qué concurren estrellas y agujeros negros,

solo existen teorías que se acercan!

 

Si a esto llaman cinismo,

golpear por detrás de la puerta que no abre,

sentir el absurdo enjuagarse contigo en el lavamanos,

pues bien,

confieso el “meo culpa”,

no ensayo,

solo camino en el bosque para mirarlo todo,

abrazo a los muertos y a los vivos,

maldigo a la ciudad que me grita,

construyo espantapájaros en un huerto donde nunca sembraré,

bailo si la ópera tiene un final de acerbo,

imagino el olor a mandarina,

lloro por solo ver los colores intensos,

y amo cuando sé

que jamás habrá otra madrugada;

no juego, ni entiendo que ser así es una moda

o una condición literaria que se inventa,

cada día, lo único que hago         es que ostento         mi resurrección.