Detrás de la libélula...
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Es mi sombra. La piedra y yo, remolcando esta absurda espera. Vale la demora. El tiempo es infame cuando no sabe aletear el próximo vuelo.
Sigo deteniéndome. Es crucial esperar algo. A un otro que vuele conmigo o cómo arrullarse sola entre tantas hojas!
De todos lados miro escombros afectivos, residuos de existencia. Pedazos de manía que nos deja la cotidianidad.
Quiero decir que tengo alas, que alimento la osadía de saber combatir. Me levanto. Pienso que sé pensar.
Pero no es cierto, recaigo entre cualquier hoja que fluye más alto que mis miedos. Sigue la espera del otro minuto, del otro día que se profetiza muerto.
Sé contemplar. Ni derecha ni izquierda. La hoja se posa delante mío, de frente, con la mudez que se vuelve ya tan natural. Nada espero más que un doblez entretenido!
La tierra me da su árida perspectiva. Soy ese vestigio de abandono. Sigo detenida en mí misma.
Ahora miro lo que miro en otro. Le veo de frente. Sin la timidez de este azul que me domina. Se llama deseo.
Me acerco. Al fin, el sol disfraza la agonía de esperarlo. Sé que es aquel, el que me encuentra. No soy en él más que un instinto!
La espera termina en el siguiente turno. La piedra no guarda tanto rastro. Camino con ligereza para encontrarlo!
Tanta rutina para hacerle el amor!
Comentarios
Saludos,
Fabio
Saludos,
Saludos gratos
Me gusta la forma y el fondo.
Un abrazo de 2010
Ophir
Creo que la fotografía es una grandiosa forma de escribir en silencio. Los elementos, aunque algo dispuestos ya, quedan a nuestro antojo para tomarlos con rima o sin ella. Es como ver la palabra de colores, estáticas (en apariencia), pero indudablemente gritonas.
Saludos sinceros