Tienes esa maldita consonancia, ser hoja que cae sobre su propia sombra, la liviandad de moverse entre el aire y los instintos… tenerme como antojo, vaciarme, decir algo para encontrar tu voz.
Ya fue Enero cuando decidí inventarte, la luna sigue en mi espejismo, nada es más calamitoso que no saber cómo empezar.
Vienen atrás los escombros, me irritan y los insulto como si la guerra tuviera tu nombre.
Y regreso a una casa que tiene olores de ausencia y en la misma ciudad donde nacen tus batallas.
Te llamas tan azul como el borrón que me dejas en la espalda; el Dios que despide sus demonios; el génesis de las aguas que se embullen!
Nada es más que buscar tu rebelión, tu bandera insegura izándose en mi piel o la frase incompleta que nunca terminas!
Ya fue Enero y no me encuentras…!
Comentarios
Un agrado estar en tus palabras,
Frank Ruffino.