Humareda
me suelto el cabello para insinuarte,
miras despacio donde el jabalí se esconde,
aquí está la montaña perdida,
el oráculo donde pecan los ángeles…
fluyo entre simetrías
en ese lugar que no tiene rincones
voy despacio
agitada
incauta
hasta llegar a ese punto exacto de tu ángulo
¿es esta la inmensidad de ser ...
un dios diminuto,
una lengua que sigue su paso,
o dos caderas que flotan de aturdimientos?
vendrá la quietud que no mata,
las corrientes manando en la entrepierna
él, yo,
o este juego de decirnos -ambos-,
cruzando el cielo para no despertar.
Comentarios
Tosí tras tu humareda.
Ophir
Un abrazo dorado (:
aprecios.
Otro, a vos MariaLuisa.
Gracias por pasar a ambas.
"me suelto el cabello para insinuarte"
pero me parece que leo o debiera leer:
"me suelto el cabello para insinuarme"
¿insinuarte? ¿insinuarme?
Fui al otro blog suyo, algo le escribí ahí. Nos vemos, ojalá que haya la Luna que no hubo la última vez.
"La ternura jamás será reemplazo ni deshecho"
Me quedo con todo tu poema como un cumplido, me quedo, también, con el comentario exquisito de Ophir.
No fumo, nunca he fumado, tomo, siempre he tomado y me arrepiento de no hacer solo lo primero:
pero toso, nos embriagamos de humo, toso..., disculpen, toso...
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Besitos
Frank, Frank... que lindo es toser tras humaredas poéticas, que sigamos tosiendo...
Y saludos también Darilea.
Ardiente y pasional (como dice el tango)
Te abrazo poeta.
MaLena.