Me miro en la utopía del mar, en esa fragilidad que a veces no entiendo. No hay signos más que el juego de encontrar un tronco golpeado por las olas. Debajo de un árbol de almendros se escribe algo, quizás absurdo y sin la cordura con la que se le acusa. Nada es más sensato que oírse a sí mismo y luego, al mar, y el mar con todo el mar que te interrumpe. No es necesario que entiendan porque hay tantos hoyos que dejan los cangrejos a su paso. Los sigo muy dentro, tanto así que me escarban cada día. Ser la brisa que se deja ir porque ni el minuto tiene silencios. Miro en los manglares los abrazos que me he perdido y que siguen esperando. Que todo fuera así como escaparse de la sal y reventarse en la arena. Que nada duela, ni los golpes que te dejaron sola. Sigo porque mis latidos tienen nombres tan rústicos. Los que siembro conmigo y me siguen. El latido que inventé y me dice: mamá. Espero que el mar se esconda por siempre en los caracoles.
5 comentarios:
...es el mar quwe se iza y se desliza, que se ata y se desata en asilos de la auscencia...
deshora
(preciosas letras)
Me gusta muchísimo.
Bellísima continuación Amorexia!! tus palabras me dan ese hilo por demás! Gracias
Angus un gusto que husmees por mis lares..
Aprecios a ambos
dicen que en breve ire para ticolandia
Leo, que bien te esperamos, nos avisas con exactitud!
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