Me seguía, fue por eso…
Me bajo del auto porque la muerte me seguía.
Y me encuentro una maleza, con una extraña forma de abandono. Me dice que camine sobre ella. Lo hago.
La muerte y la maleza tienen la misma terquedad de cementerio. Asumo que las ramas me dirán algo. Escucho algunos nombres que han huido. Otros, quedan con desgaste de rojo, negro y azul.
¿Tendrá Dios un nombre allí para huir o es la misma muerte que no entendemos que no es muerte sino maleza?
El aire me olió a todas las cosas que no queremos abandonar. Tal vez hubo amor allí donde se entierran los cuerpos, y sí exista, el amor definitivo. ¿Será el matorral, una forma de decirme que lo intente y me arriesgue?
La muerte se arriesga todos los días con la vida. Son la misma cosa en distinto cuerpo. Y yo soy en todas las cosas.
Pero el amor es distinto, creo. Tiene que existir de alguna forma, aún en letra de rastrojo o en algún número invertido o adición divina.
En esa maraña tan seca que sigue confundiéndose con la muerte, parece que hubo poco amor o simplemente es maleza. No llamo abandono lo que parece. Desde adentro llevamos alguna hierba que lo será algún día en los campos, polvo que toque muchos matorrales como éste.
¡ Que no encierren mi cuerpo ni mi amor en un lugar como estos! Quiero ser siempre muerte mientras ella me siga o ser vida cuando ella me detenga o ser maleza cuando me atreva al amor.
Después de todo, mi viaje tendrá muchas paradas como ésta.
Comentarios
Qué invasión de tristesa y desolación dejas en mi alma con tus bellas y profundas palabras! Y las imágenes, ni que se diga: hacen honor a tu pensamiento escrito.
Abrazos,
Frank.
P.D. Antes vine pero solo de paso a pegar mi anuncio aquí. Ahora vuelvo porque sabía que este viaje hacia aquí no puede desaprovecharse así porque así.
buen viaje y saludos
rafachessky.blogspot.com