iba a hablar de mi muerte...
muerte,
la derecha que confundo con otra dirección,
el exilio que a veces deseo y me contraigo
pero no…
hay más muerte que -la vida- esperando la muerte
la línea que se acerba y se vuelve huraña,
la pieza proscripta de su propio aliento,
vivir para incitar la muerte
con batalla del siguiente paso,
de la siguiente mueca,
del abrazo que no termina por terminar…
palabra que se regresa
y no le tengo miedo
muerte maldita…
desdeñosa,
perra,
muerte bendecida…
fuga,
entremés,
muerte que se disfraza…
botella en el absurdo,
sodomía de la noche,
mierda de toda una vida,
muerte imprevista…
extraviada
en el plomo,
en los rieles,
en la paradoja
y los absurdos,
muerte que se busca,
o se encuentra,
o se pierde,
o se lamenta,
muerte que se halla…
en los mares,
en el fuego,
en la entropía,
en el hastío,
muerte que se interpone…
en los mitos,
en el orgasmo,
en los desbordes,
en el amor que solo es amor cuando muere
muerte por libertad…
con bandera,
con honor,
con milicia,
con desagarre de la patria que también muere,
muerte como certeza del anfibio,
del mamífero y el bosque,
muerte negra, verde…
muerte del mundo que se inventa,
frágil,
cotidiano,
depresivo,
oxidante,
es la muerte la que sigue…
la de mi perro,
la de mis violetas,
la mía,
la de mis hijos,
la de los otros
y sus otros hijos,
la de todos...
la muerte que siempre será muerte
en la piel,
en los huesos,
en los creyentes,
en los ateos,
en los demócratas,
en el burgués,
en el anarquista,
en los pobres,
en los blancos,
mestizos
y negros
la vida que siempre es muerte
y nace para morir
yo me burlo del relato de mi muerte,
solo muerta
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