Las flores del bien son de origami
no sé si lo malo tiene alas de águila
de vuelos falsos
y de utopías
si lo que somos tiene pelaje
en la lengua intrusa
en el féretro
o en mí
no sé si el autobús tiene su última estación
sin direcciones ni obtusos
en la trigonometría de la ciudad
es esto de seguir con el paso de siempre
seducida y sin miedos,
floja de ser porque debe ser,
mi mal irremediable y su serafín
que estampa flores de papel
en juegos de origami
no sé si pueda con el antagonismo y la insipidez
con los labios toscos que no saben besar
con un horizonte
sin líneas ni torpezas
si la batalla es contra mí o a favor del aire
si soy la observación, la mueca ignorante
o la tristeza irracional
puede Baudeliere y su espejo
decirme algo que ya no es,
bien rotos seguimos…
miro para no garabatear
y escribo para cocer la redundancia,
subrayo a lápiz
la historia que se inventa por sí misma,
irreparable,
con un hechizo sin remordimientos
no sé si quiero al amor y sus convencionalismos
pero odio la soledad por demás,
los orgasmos inútiles
y la piel que no sabe seguir su deseo
me da tirria cuando me tratan de absurda
por no ser partidista
y la garganta me tose de repudios
porque serlo –igual- no sirve para nada
no sé cuando doblar el punto que sigue
si debo torcer la línea que se forma perturbada
o son las flores del bien, que no sé
si se reciclan...
Comentarios
Saludos y gracias por compartir.
aunque ese reciclaje es lo que más me gusta, jeje
Reconozco que me cuesta la poesía, sobre todo en un blog, pero el tuyo me lo leí completo. Comentarios mayores te los hago luego; por ahora me quedo con el verso que se me queda (así es más linda la poesía, ¿no?):
Reconozco que yo también odio los orgasmos inútiles.
más aún se les cuesta afinidad con el genero poético, saludos grandes