Gladiador de silencios
Es noche al fin y tengo la sensación de reconocer tu voz en alguna parte y nunca te he escuchado.
Te reconozco en tantas caras por la calle,
que le provoco y le insinuó a la ley de las probabilidades
pero no te encuentro.
No sabría como mirarte, si con la timidez de lo que soy o el arrebato que aparento.
Sigo tan sola de “otro” como aquel día.
Así es la soledad,
extraña libélula que revolotea entre mi piel.
Será que ya debo dejar de llover sobre ti.
Será que jamás es -de verdad- un jamás…
pues ya tienes tu victoria y el último cerillo de mis ansias.
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